viernes, 28 de diciembre de 2012

Un vampiro calvo

Sin saber muy bien como iba a terminar, empecé a "retocar" una foto mía con Photoshop. Suelo usar mucho la herramienta "dedo" en mis ilustraciones, y esa fue la que usé para convertirme en esta especie de vampiro calvo orejudo tomando prestados unos cuantos músculos de google.
Más abajo podéis comparar la foto original con el resultado.


Igualitos...

miércoles, 5 de diciembre de 2012

MARIANO Y LA CHARCUTERA

Javi Guerrero ha escrito este relato inspirado en una ilustración mía de su ya famoso personaje Mariano. Si os gusta, podéis haceros con el libro de "Marisa y Mariano" en la web del autor.



-Marisa, la charcutera me llama Marianico y no sé por qué.
-A lo mejor es maña.
-Lo que no entiendo es por qué se toma esas confianzas conmigo.
-A lo mejor es porque te pasas el tiempo muerto en la charcutería opinando sobre embutidos y metiéndote con los clientes.
-¿Y tú que sabes?
-Porque me lo ha dicho una cajera amiga mía. Una que te tiene miedo porque te quedas hipnotizado mirándola y te tiene que preguntar tres veces que si quieres bolsa y te quedas ahí como un gilipollas. Se ve que estuvo preguntando por ti a otras compañeras por si eras un tarado peligroso y la charcutera le dijo que te faltaba una garcillada pero no eras peligroso, que a ella también le pasaba lo mismo contigo hasta que un día se le ocurrió salir del mostrador y agarrarte de la oreja y preguntarte “¿Pero qué miras tú, tontorrón, que te gusta tanto mirar?” y a todas las clientas que había, que también estaban un poco tensas en tu presencia, porque al parecer dejas escapar algo de saliva y la mandíbula te cuelga un poco, les entró la risa y una tuvo un ataque de tos y casi no podía respirar. Entonces, al parecer, corrígeme si me equivoco, tú dijiste que no se rieran de ti, que se habían muerto tu mujer y tus hijos en un incendio hacía tres meses y que se les veían todos los piños a los cadáveres carbonizados y las pobres te miraron con compasión y luego contaste unos chistes de Jaimito y después les explicaste que había una pasta italiana muy rara que tenía forma de radiador y que por eso se llamaban radiatori y que estaban en oferta y habías comprado 10 paquetes y que los plátanos también estaban en oferta y te habías comprado 30 kilos aunque no estabas muy seguro de si se estropearían antes de comértelos todos. Y la charcutera, al parecer, estuvo un tiempo arrepentida de haberte dado confianza porque ahora siempre te pasas por allí a darle la brasa a quien te quiera escuchar y a quien no quiera también.
-…-No dije nada.
-¿Cómo quieres que la charcutera no te llame Marianico?
Os juro que no pienso volver a ese antro de chismosas. Y los chistes no eran de Jaimito.