Hacía bastantes años que no volvía al Salón del cómic de Barcelona. Por falta de tiempo, dinero, o simplemente por pereza, iba dejando la cita para el año siguiente, y así, año tras año, no visitaba el salón desde hace casi una década. Este año, aprovechando que tenia tiempo, ganas, y compañero de viaje (Alex, alias Rufo), me animé de nuevo, y tras 8 horas de autobus, entre ronquidos, llantos de niños, y gente con la educación de un orangutan, llegé a la ciudad condal con unas ojeras de elefante (que no orejas de elefante), y muchas ganas de disfrutar de todo lo que el salón nos ofrecia. Os dejo unas fotos, y os recomiendo que si podeis, visiteis el salón, pero eso si, no es os ocurra ir en autobus...
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